La filosofía es el estudio de ciertos problemas fundamentales relacionados con cuestiones tales como la existencia, el conocimiento, la verdad, la belleza, la mente y el lenguaje. La filosofía se distingue de otras maneras de abordar estos problemas (como el misticismo y la mitología) por su método crítico y generalmente sistemático, así como por su énfasis en los argumentos racionales.La palabra filosofía viene del griego antiguo φιλοσ (filos), que significa "amor" o "amante", y σοφία (sofá), que significa "sabiduría". Por lo tanto, φιλοσοφία (philosophía) significa "amor por la sabiduría".
Un rasgo curioso del problema ontológico es su simplicidad. Puede formularse en dos monosílabos castellanos: "¿Qué hay?" Puede además responderse en una sola palabra: "Todo", y todos aceptarán esta respuesta como verdadera. Sin embargo, esto es sólo decir que hay lo que hay. Queda lugar para discrepancias en casos particulares; y así la cuestión ha persistido a través de los siglos.
El problema ontológico pregunta por lo que hay en el mundo con independencia de nosotros. Al principio puede parecer que dar una respuesta a esta pregunta es fácil: por ejemplo, nos parece que en el mundo existen cosas como mesas, sillas, cucharas, etc. Sin embargo, esta creencia del sentido común puede ser puesta en duda muy fácilmente y de muchas maneras. Tomemos por caso nuestra creencia en la existencia de las cucharas. Si se admite que las cucharas no son más que pedazos de madera y/o metal arreglados de cierta manera, entonces cabe preguntar si lo que hay en el mundo son cucharas, o pedazos de madera y metal. Porque recordemos que aquí no tiene ninguna importancia el que estos pedazos tengan una función. Las funciones sólo existen para nosotros, los humanos, y la pregunta aquí es por lo que existe independientemente de nosotros. De manera semejante, puede preguntarse si lo que hay en el mundo son pedazos de madera y metal, o átomos, o electrones, protones y neutrones. Resulta obvio que este mismo argumento puede adaptarse para cuestionar una enorme cantidad de entidades del sentido común. Existen además otros argumentos que pueden poner en duda entidades menos vulgares, como los números, las figuras geométricas, los conjuntos, los universales, etc.
En la gnoseología se suele distinguir entre dos tipos de conocimiento: por un lado el conocimiento proposicional, asociado a la expresión "saber que", y por el otro el conocimiento práctico, ligado a la expresión "saber como". Así decimos que, en la matemática, se sabe que 2 + 2 = 4, mientras que también existe un saber como sumar dos números. La mayoría del trabajo en gnoseología se centra en el primer tipo de conocimiento, aunque ha habido esfuerzos por cambiar esto.
Una regresión infinita: A se justifica por B, B se justifica por C, C se justifica por D, etc.
Un círculo lógico: A se justifica por B, B se justifica por C, y C se justifica por A.
Un corte arbitrario en el razonamiento: A se justifica por B, B se justifica por C, y C no se justifica. Esta última proposición puede presentarse como autoevidente, de sentido común o como un principio fundamental, pero aún así representaría una suspensión arbitraria del principio de razón suficiente.
El problema de la inducción
A través de los siglos, el interés por resolver esta paradoja y sus variantes ha impulsado una enorme cantidad de trabajo en semántica, lógica y filosofía en general.
Algunos problemas propios de la filosofía del lenguaje son: la naturaleza del significado, el uso del lenguaje, y la relación entre el lenguaje y la realidad.
Los tres acercamientos más frecuentes al problema de la referencia son: las teorías descriptivas, las teorías causales y las teorías híbridas.
El problema del libre albedrío refiere a una contradicción (real o aparente) entre dos de nuestras creencias más básicas: por un lado, la creencia del sentido común de que cuando actuamos, pudimos haber actuado de otra manera. Por ejemplo, cuando alzamos el brazo, pudimos no haberlo alzado. Por el otro lado, la creencia fundamental de la ciencia de que todos los eventos, incluyendo las acciones humanas, están determinados por la irrompible cadena de causas y efectos, y por lo tanto no pudieron haber sucedido de otra manera.
De este modo, parece haber una contradicción entre ambas creencias. El problema con aceptar que nuestras acciones estén causalmente determinadas, es que el libre albedrío parece ser una condición necesaria para asignar responsabilidad moral a un agente. Nadie culparía a una persona por hacer algo que no pudo elegir.
En todo sistema de moralidad que hasta ahora he encontrado, siempre he notado que el autor procede por algún tiempo en los modos ordinarios de razonamiento, y establece la existencia de Dios, o hace observaciones concernientes a los asuntos humanos, cuando de pronto me veo sorprendido de encontrar, que en vez de los enlaces usuales de las proposiciones, es y no es, encuentro que no hay ninguna proposición que no esté enlazada con un debe, o un no debe. Este cambio es imperceptible; pero es, sin embargo, de grandes consencuencias. Pues como este debe, o no debe, expresa una nueva relación o afirmación, es necesario que sea observada y explicada; y que al mismo tiempo se de una razón, para lo que parece totalmente inconcebible: cómo esta nueva relación puede ser una deducción de otras, que son completamente diferentes de ella.
En otras palabras, lo que Hume observa es que muchos moralistas empiezan afirmando hechos (como "todos los tiranos son injustos") y terminan afirmando deberes (como "todos los tiranos deben ser justos"), sin justificar el paso de los primeros a los segundos. Al principio, dicha justificación puede lograrse si se agrega una premisa que afirme un deber al argumento. Por ejemplo, partiendo del deber de que "todos los hombres deben ser justos", y sabiendo que "todos los tiranos son hombres", se puede concluir que "todos los tiranos deben ser justos". Sin embargo, el verdadero problema asoma cuando advertimos que para justificar el deber de la premisa, se necesita un deber previo, y para justificar éste se necesita otro anterior, etc. De modo que, para evitar la regresión al infinito, nos vemos obligados a concluir que es imposible justificar los deberes de manera absoluta.
La palabra deriva de las voces griegas αισθητική (aisthetikê) «sensación, percepción», de αἴσθησις (aisthesis) «sensación, sensibilidad», e ικά (ica) «relativo a».
La Estética estudia las razones y las emociones estéticas, así como las diferentes formas del arte. La Estética, así definida, es el dominio de la filosofía que estudia el arte y sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la disonancia.
Desde que en 1752 Baumgarten usó la palabra "estética", se la designó como: "ciencia de lo bello, misma a la que se agrega un estudio de la esencia del arte, de las relaciones de ésta con la belleza y los demás valores". Algunos autores han pretendido sustituirla por otra denominación: calología, que atendiendo a su etimología significa ciencia de lo bello (kalos, «bello»).
La filosofía política estudia cuestiones fundamentales acerca del gobierno, la política, la libertad, la justicia, la propiedad, los derechos y la aplicación de un código legal por la autoridad: qué son, por qué (o incluso si) son necesarios, qué hace a un gobierno legítimo, qué derechos y libertades debe proteger y por qué, qué forma debe adoptar y por qué, qué obligaciones tienen los ciudadanos para con un gobierno legítimo (si acaso alguna), y cuándo pueden derrocarlo legítimamente (si alguna vez).

La cultura griega, al igual que todas las culturas de su entorno, contaba con una gran cantidad de narraciones míticas para explicar el por qué de los fenómenos naturales y de las instituciones humanas. Una de las preocupaciones de los filósofos griegos fue la de encontrar una alternativa a estas explicaciones míticas, a saber, una explicación racional, económica y unificada. Otras cuestiones muy debatidas fueron: la retórica y la buena argumentación; la virtud; la justicia y su relación con los diferentes sistemas políticos; el problema gnoseológico de reconciliar el cambio constante del universo con la posibilidad del conocimiento inmutable; y la naturaleza de las entidades no sensibles como los números, los universales, los dioses y los elementos últimos de la naturaleza.
Con su crítica a las creencias heredadas y el apoyo en la razón y la argumentación, este período estableció el carácter de toda la filosofía posterior.
La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caida del Imperio Romano hasta el Renacimiento. La filosofía medieval se caracteriza en parte por el redescubrimiento de la filosofía griega clásica y la filosofía helenística, y en parte por la necesidad de responder a cuestiones teológicas y de integrar las doctrinas sagradas (cristianas, judías e islámicas) con el aprendizaje secular.
Algunos problemas centrales en este período fueron la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, el objeto de la teología y la metafísica, los problemas del conocimiento, de los universales y de la individuación.

Filósofos importantes de este período incluyen a los filósofos musulmanes Al-Farabi, Avempace, Averroes y Avicenna, al filósofo judío Maimónides, y a los filósofos cristianos Erígena, Abelardo, Anselmo, Bacon, Tomás de Aquino, Duns Scoto y Guillermo de Ockham.
Las principales corrientes de esta época fueron, por lo tanto, corrientes gnoseológicas. El racionalismo enfatizaba el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, y sus principales exponentes fueron René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz. El empirismo, en cambio, sostenía que la fuente principal del conocimiento es la experiencia, y se lo asocia principalmente con John Locke, David Hume y George Berkeley.En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella,pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el idealismo alemán.
Filosofía moderna tardía (siglo XIX)
Generalmente se considera que después de la filosofía de Immanuel Kant, se inició otra etapa en la filosofía, en gran parte definida por ser una reacción a Kant. Este período empezó con el desarrollo del idealismo alemán (principalmente Fichte, Schelling y Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos:El neokantismo consideraba que Hegel implicaba una desviación indebida del pensamiento de Kant, a quien seguían. Kierkegaard y Nietzsche, muy críticos de Hegel, sentaron las bases para la filosofía existencialista. El positivismo tomó protagonismo de la mano de Auguste Comte. En la ética, Jeremy Bentham y John Stuart Mill elaboraron el utilitarismo, deudor en parte del positivismo. Karl Marx y Friedrich Engels invirtieron la filosofía hegeliana y propusieron el materialismo dialéctico. En Estados Unidos, Peirce y William James iniciaron la escuela del pragmatismo. Por el final del siglo, Edmund Husserl creó la escuela de la fenomenología. El trabajo de Gottlob Frege en lógica matemática proveyó las herramientas para lo que después habría de ser la filosofía analítica.
Filosofía contemporánea (siglos XX y XXI)
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